sábado, 20 de noviembre de 2010

Hacia Mucho No Escribía

"Hacia Mucho No Escribía"

De: Oscar Javier Palacios Torres

Hacía mucho que no escribía,
ya no había una musa.

Hace unos días apareciste frente a mí,
somos tan parecidos,
somos tan distintos,
rechazamos el galmour,
aunque por cortos momentos lo aceptamos.

tu voz es dulce,
tu rostro inocente,
tu actitud irreverente.

glorioso es el camino
en mi delirio
es sencillo
imaginarte,
es hermoso besarte.

trato de encontrar
la manera de conquistarte.

hablar contigo,
es un placer exquisito.

Eres mi nueva musa,
quiero adorarte,
en tu camino cruzarme,
a olvidar a quien el corazón me fracturo.

eres mi nueva musa,
sobre tu cuerpo quiero descansar,
eres una musa,
y este poeta, hoy te quiere cerca.

sin distancia entre nosotros
ya no habra más sueños rotos

En Tu Sonrisa

"En Tu Sonrisa"

De: Oscar Javier Palacios Torres

En tu sonrisa
caminos insospechados.

Para tus labios,
los míos

Con tus sueños,
mis realidades.

A mis miedos...
tus fortalezas.

En tu sonrisa
caminos insospechados.

si escuchas...
mi corazón algo dira.

cierras los ojos
y me abrazas.

Eres aquello
que buscaba

Desde cero,
sin errores.

Volvamos a comenzar,
vivamos la felicidad.

Enamorado

"Enamorado"

De: Oscar Javier Palacios Torres

No se como,
cuando,
o porque.

Es que
solo de ti
enamorado estoy.

De los pies
a la cabeza,
de tus ojos
a tu alma.

Con destellos
al mirarte
tu rostro
se musetra deslumbrante.

llegaste
y la sombra
que un día cubrio mi vida,
se fue.

No Juraré

"No juraré"

De:Oscar Javier Palacios Torres

no te voy a jurar "amor eterno",
ni diré falsedades a tu persona,
jamás lo haré frente a un altar.

Mejor lo diré de frente,
con el inifinito como testigo,
haciendo latir con más fuerza al corazón.

A la musa que me inspira,
que me excita,
a aquella a la que amo.

Con sinceridad haré sonar mil veces,
te lo mostraré en igualdad;
pero solo tú mi secreto has de guardar.

En esta luna que desnudos nos ha visto,
la que en el infinito nos ha alcanzado,
ahora que te estoy amando.

Es ella quien nos guardará en su lecho,
quién nos vera a lo lejos,
y dira que es cierto.

Tuyo

"Tuyo"

De: Oscar Javier Palacios Torres

En el sueño de amor sin fin,
ser tuyo es la gloria.

indescriptible alegría,
sin lagrimás del corazón,
sin dolor.

es que te pertenezco,
tu lo sabes...

es amor,
nada más

sábado, 16 de octubre de 2010

"¿sabes?"

“¿Sabes?”

De : Oscar Javier Palacios Torres
¿Sabes?
Traté de conquistarte;
Pero te fuiste como agua entre los dedos.

¿Sabes?
Ocupas mi mente,
Mis espacios
Y conversaciones.

¿Sabes?
Eres bella,
Eterna,
Eres de otro.

¿Sabes?
Hoy estoy triste
Y es que partiste mi corazón.

"yo no quiero ser como Neruda"

“Yo no quiero ser como Neruda”

De: Oscar Javier Palacios Torres

Alguna vez dijo Neruda
-me gustas cuando callas, porque estas como ausente-

¡A mi no!,
!A mi no me gusta ¡
Detesto la idea de tu ausencia,
Yo quiero que estés conmigo.
Te quiero solo para mí.

Me gusta saberte cerca,
Saber que te puedo amar,
Yo no quiero ser Neruda;
Porque no quiero que calles.

Solo pido que me ames,
Que vueles
Y cantes.

"Llegue Tarde"

“Llegue Tarde”

De: Oscar Javier Palacios Torres

Se que llegue tarde,
Las estrellas no brillan más,
El cielo nublado,
Destruye lunas y estrellas.

Conozco el tiempo al detenerse,
Es que estas lejos,
Cansada y lastimada.

Tal vez en otra vida,
Quizás llegue a tiempo,
Entonces podremos cruzar miradas.

Al conocerte, me cuestioné
¿Será el color de tu piel?
Ó
¿Las tonalidades del sol?
Me he preguntado,
¿Qué es lo que ilumina tu belleza?

Es tu largo cabello y su esencia,
La magia que libera mis versos,
Es tu silueta la que libera mis pasiones,
Es tu amor,
Para mí lo mejor.

sábado, 26 de junio de 2010

“La bruja y el espantapájaros”

“La bruja y el espantapájaros”

De: Oscar Javier Palacios Torres

Érase una vez en la mente de un niño de ideas heterogéneas sobre el destino, con sueños muy vagos e imaginación decaída, sin la sonrisa inocente de la infancia y la expresión facial de un hombre maduro. Con la mirada pasiva de un anciano y vestido con una ligera bata blanca, a este niño que era casi un bebé le gusta excitar su creatividad jugando con una bruja y un espantapájaros, juegan a que nada es imposible y que los sueños de cristal con ponys rosados arden en una fogata consumidos por la llama del deseo carnal.

Cada vez que juegan, cada que se visitan en ese bosque mágico, los fantasmas cuidan del niño, lo protegen de esta bruja con cara de hada, hermosa cual ninfa griega, pero maldita como ninguna. Vestida con un largo vestido negro, ella vuela solitaria a un costado de la luna, riendo y gimiendo en decibeles que el humano común no es capaz de codificar. El espantapájaros su amigo fiel, viste un sombrero que fue carcomido por la polilla del olvido y un suéter que cuando el amor paro de tejerlo en un trapo de suciedad se convirtió, hecho totalmente de paja y con una tierna sonrisa en la cara, sus ojos negros y profundos ocultan el odio que tiene para con los humanos que le han maltratado.

Caminan tomados de la mano con este niño en medio, no recorren caminos amarillos inexistentes y obsoletos, no hablan con gatos depresivos, ni tienen contacto con reinas ninfomanas, o seres de alguna mitología; solo conversan o juegan a esconderse del mundo. Dibujan la vida de un hombre común e invitan a díos que los acompañe, pero su apretada agenda no se lo permite. Entonces los 3 regresan tristes a este bosque para perderse cubiertos por la lluvia en la que les encanta estar, aunque el espantapájaros pierda parte de su ser al estar ahí.

Llegado el momento de la despedida una pequeña aguja en el brazo del niño, los disipa, mientras se tornan borrosos y sus pequeños ojitos se comienzan a cerrar, los fantasmas giran a su alrededor hasta cubrirlo por completo. Un par de fuertes brazos lo toma y lo lleva hasta su cama. Lo arropa y le deja descansar hasta el siguiente día que se encuentran para jugar nuevamente.

Al despertar el desayuno compuesto de frutas, jugos y placebos mantienen la tranquilidad en el pasillo occidental que da paso al área de juegos, el cuarto de electro-choques esta ubicado al sur; David no tiene que preocuparse, aún esta muy pequeño para que usen esta terapia sobre él. Todavía tiene tiempo de jugar con sus amigos.

Las mañanas no transcurren muy rápido, el baño es otro momento para perderse en la lluvia, el agua que cae de la regadera le simula inocencia y en el suelo dibuja patrones asesinos, los rostros de sus padres que lo visitan una vez por semana, cada jueves a la misma hora.

A las tres del tarde, hora de la comida, nuevamente como plato fuerte más placebos que él esconde bajo la lengua, para escupir en la comida de alguien más. Después de la comida, llegan volando sus amigos, los recibe en el área de juegos, descienden del cielo formando un espiral de estrellas y burbujas que chocan contra su cara, se saludan con un fuerte abrazo. El espantapájaros tiene una apariencia tétrica, una muy distinta a la de la bruja; pero David no le teme, es a él a quien cuenta sus mayores miedos, él sabe que le protegerá a costa de todo. La bruja por otro lado, detrás de ese dulce rostro oculta las pesadillas que es capaz de crear, unas que el mismo demonio despertaría con sudor en la frente durante su siesta de la tarde.

Una vez que llegan se toman de la mano y cruzan un portal, los verdes bosques se van tiñendo naranjas, las hojas de los árboles caen rápidamente, todo comienza de manera inmediata a secarse, el sol se oculta, en el mundo común el tiempo se detiene. Ellos juegan con la eternidad se desnudan y danzan bajo la luna, la bruja y su cuerpo perfecto se moja por la lluvia, David la tira en el suelo y lame despacio su entrepierna, al tiempo que el espantapájaros acaricia sus senos, ella canta una dulce canción; al estallar sus gemidos todo este mundo se torna en una inmensa oscuridad y luciérnagas se acercan a ellos atraídos por el aroma del sexo húmedo de la bruja. En el mundo real David solo esta tirado en el pasto, su mente se encuentra seduciéndola y complaciéndola.
Una vez terminado el acto vuelven a danzar en círculos, ella hincada en el centro invoca espíritus de pequeños animales (ratas, cuervos y serpientes) que comienzan a integrarse poco a poco a este ritual.

Mientras danzan alegremente, la oscuridad los arropa suavemente y las nubes de tristeza, de decepción, de engaño dejan caer su furia sobre ellos. Cuando nada más importa otro día más termina y los tres tienen que dejar de jugar.

En sus lindos sueños los conejitos yacen tirados en el suelo con la sangre a su alrededor, un perro de aspecto diabólico consume sus almas puras, lame sus heridas y se convierte en humano.

Su habitación esta plasmada de dibujos, en ellos siempre hay algo muerto, un animal, una persona, una planta. Esta ansioso de sangre, de juegos y rituales, un bebé de su edad no debería pensar en estas cosas.

La ultima visita de sus padres, lo abrazaron mientras el se quedo callado viendo al cielo, se quedo esperando que sus amigos llegaran; pero sabe que en los días de visita ellos no vendrán.

El no percibe el mundo como todos, el dejo de ser niño. Se convirtió en un asesino, jamás se entero. Concebir las cosas perfectas y divertidas es cuestión de la infancia, recorrer caminos ocultos es para los elegidos, el conoce lo que pocos en el mundo verán, la sangre le abrió los ojos

Es la mente de un niño perturbado, de un fututo psicópata con alma de psicólogo, es un bebé que imagino a una bruja y un espantapájaros para matar su tiempo por las tardes, fue un mala consejo de la televisión y un juego lo que provoco que acuchillara a otro niño. A este pequeño que probo la sangre y que sonrió con su sabor, esta atrapado en un mundo de placebos y batas blancas.

Los mundos son pequeños, las imaginaciones no, el nunca lo que hizo, sus inyecciones no son sedantes, son distintos tipos de venenos; por alguna razón siempre vuelve a despertar.

domingo, 6 de junio de 2010

“¿Cómo quererte?”

“¿Cómo quererte?”
De: Oscar Javier Palacios Torres

¿Cómo quererte?
Es una pregunta concreta,
Una teoría no explicada.

Somos elevaciones del pensamiento,
Unas que al tocar el suelo,
Se vuelven presas.

Algún día nos arrancamos el corazón,
Con la ilusión de olvidar;
Pero siempre recordamos,
Que alguna vez tuvimos uno.

Flotamos en sueños,
No ahogamos en lágrimas.

¿Cómo quererte?
Es una pregunta,
Un gran acertijo,
Uno sin respuesta.

¿Cómo no hacerlo?
Solo dime eso.

miércoles, 3 de febrero de 2010

"Janette de Noche"

“Janette De Noche”

De: Oscar Javier Palacios Torres

Durante los últimos días, su trabajo no había sido lo mismo, ese trabajo que hace unos años comenzó como algo forzado, aquella labor que por momentos llego a ser placer, para este día solamente era una rutina diaria. A cambio de unos billetes una bella mariposa envuelta en tela negra abría sus alas, mientras el tiempo se terminaba, ella soñaba ser una princesa de aquellos cuentos que leyó durante su inocencia, jugaba con la mente a ser otra y no ella, a que a su lado tenia a ese hombre que tanto deseaba, y creía por un momento que su familia nunca la había abandonado.

Llegado el momento de pagar y de fumar un cigarro, ella se levanta y nuevamente de negro se cubre; esa era la rutina de siempre, por alguna extraña razón, esta vez fue distinto. Esta noche Janette decidió hacer todo lo contrario, ahora se quedo recostada, espero a que se fuera, el cerrar de la puerta le indico por fin estar sola, cerro los ojos para continuar su sueño.

Envuelta entre las sabanas y con el cuerpo desnudo, sucedió algo extraño, no tenia más de 2 horas que su ultimo cliente se fue; pero ella se sentía excitada como cuando tenia 15 años y estuvo por primera vez con aquel que dijo ser el amor de su vida, recordó esa tarde cuando su cuerpo fue besado y tocado completamente, incluso a su memoria regreso ese dolor que sintió cuando ese chico apenas unos meses mayor que ella la penetro por primera vez, aún con este recuerdo ella sentía una total excitación; porque aquella tarde fue la única ocasión que hizo el amor.

Demasiadas cosas en su mente, aquella vieja canción que su padre cantaba, su primera vez, los recuerdos de la infancia, el recibir una excelente calificación en la escuela, los momentos en los que creyó amar y disfrutar de la vida. Tantas cosas rodaban en esa cabeza, alegría se dibujaba en sus pequeños labios, todo se interrumpió cuando el celular sonó.

La llamada no era rara, era un cliente frecuente, algunas veces él solo quería hablar y aún así le pagaba la cuota establecida, aunque el servicio fuera distinto al que ella acostumbraba dar; nunca se lo ha mencionado pero a Janette le gusta hablar con él, disfruta mucho las visitas que hace con él, incluso a llegado a sentirse un poco enamorada de él, ella sabe que no debe mezclar el trabajo con el corazón, por esa razón intenta controlarse, aunque le agrada la idea que un día la llamada sea para quedarse con él para siempre.

Con esa corta falda color de negro y tan entallada que poco dejaba a la imaginación, el maquillaje recién retocado y la delgada blusa que se transparentaba, la bella Janette tomo un taxi, salió rumbo a su siguiente cita de trabajo. La noche aún más joven que ella se enmarca especialmente grandiosa, la luna llena brillaba y algunas nubes cercanas a ella, te hubieran hecho creer que en una noche como esta un hombre lobo vendrá por ti.

El camino hacia él era un poco distante, cerca de una hora era ese recorrido, tiempo para que Janette siguiera pensando en cosas que la alejaran de su triste realidad, para su mala suerte el taxista era uno de esos tipos que no saben cerrar la boca.

-¡linda noche señorita!, ¿a poco no?- fue lo que el dijo

Pero la señorita no le presto atención, él iba hablando solo, comento cosas de su vida, de su esposa, sus hijos, sus padres, aunque ella solo parecía asentir con la cabeza, hasta que en la radio comenzó a sonar esa vieja canción que su padre le cantaba y por un momento una lagrima hizo correr su maquillaje desde el ojo derecho por toda su mejilla hasta su blusa. Al pasar esto, el taxista calló y se detuvo frente a un semáforo, en la situación más extraña, en una ciudad tan transitada, no había nadie en esta calle.

Para Janette las sonrisas eran algo detestable, verlas implicaba luchar con sus demonios internos, se bajo del taxi en esa calle solitaria. Parada a la mitad de la nada con el viento agitando sus pocas ropas y su cabello, la obligo a voltear a su pasado.

De repente todas las luces de la ciudad se fueron, después de mucho tiempo de ser tan dura, esta bella mujer, sintió miedo. En una ola de luces todo se ilumino de nuevo y al final de esta calle, creyó ver a una niña de unos 15 años aproximadamente con un coqueto vestido cubierto por flores; pero igual que su inocencia, esa ilusión se fue.

Enciendo un cigarro, espero otro taxi y al abordarlo dejo de pensar; pero en su mente esos recuerdos estaban, la distancia a casa de su mejor cliente ya no era mucha.

Fue esa maldita canción, la que trajo a su memoria el momento de su rapto, el momento que dejo las muñecas a la fuerza, aquel estupido segundo en que su cuerpo se volvió un negocio para extraños que sarcásticamente la llamaban “amor”, -¡pinche bola de pendejos!- decía ella cada noche, cuando rara vez la dejaban dormir y no entraban a su habitación para buscar su placer, y lo decía al momento que cerraban la puerta al termino de follar estas bestias que llevaban las venas llenas de heroína.

Esta niña de ojos color miel y piel clara, se convirtió en una mujer dura, esa niña vestía colores pastel, ahora esta mujer, ama el color negro en su vestimenta, es que ella vive de luto, han pasado 10 años desde el rapto, sus padres aún no desisten que la encontraran; pero ella tiene tan destrozada el alma que prefiere la distancia.

¡Malditos cuentos de princesas! , ¿Dónde están los príncipes y sus corceles blancos?, en este cuento ni siquiera hay brujas, no hay manzanas envenenadas, no hay ruecas de hilar, solo una maldición que no se romperá con un beso, aunque un río de sangre puede que sí lo termine; pero los cuentos que ella aprendió jamás terminaron con “y murió feliz para siempre”.

Su madre hablaba mal de la noche, su padre a veces llegaba ebrio durante estas, ella solo hace su trabajo a estas horas, no tiene una vida común, no tiene amigos, no tiene un novio, no tiene aprecio por si misma. Realmente no lo necesita, lleva 10 años sin todo esto; pero hoy necesitar soñar e imaginar que solo es un grano de arena en esta playa que llamamos humanidad.

Al llegar y tocar esa puerta, los pensamientos volaron como una parvada de aves. El abrió y la tomo en sus brazos, le quito la ajustada falda, rompió sus bragas y la tomo cual bestia salvaje.

Este día, él no quería hablar.

Después de saciar sus deseos, ella encendió su acostumbrado cigarrillo, con lágrimas en los ojos recogió su paga y comenzó a vestirse, estaba por ponerse la chaqueta de cuero. Volteo a verlo y antes de darse cuenta el se despidió con un tierno beso, se entrego completamente, soltó el cigarro que emitía una discreta línea de humo.

Al separarse, el dijo –te veré otro día, por hoy te puedes ir-

Guardo silencio como siempre, se trago todo aquello que quisiera haber dicho, ahí se entero que el sueño se había muerto, él seguía siendo un cliente más como siempre. Las 4 de la mañana, esa era la hora que marcaba el reloj, era tiempo de volver al apartamento y dormir un poco la siguiente noche de trabajo le aguarda.

Un café caliente marca siempre el término de una jornada laboral, su apartamento era muy bonito, de colores claros, con muebles finos y una gran vista de la ciudad. Tenía lujos, ella se los podía pagar.

Hace 3 años que murió aquel idiota, el que robo todo lo que tenía; pero no podrá jamás olvidarlo, no podrá respirar libertad, hay un fantasma rondando su vida.

Un baño después de ese café, un largo rato de descanso, una rutina a final de cuentas, ella siempre termina de trabajar cuando el resto del mundo apenas comienza, en este medio no existen las vacaciones, las familias, no hay amistades. Los días de su vida nunca han sido largos, pero las noches han llegado a ser en extremo extensas.

Ella viaja en el transporte publico, le gusta ver rostros desconocidos durante el día, no maneja un automóvil, simplemente porque no quiere sentirse aislada del mundo, estos viajes son los que la mantienen arraigada a la poca humanidad que yace en su corazón, al mínimo pedazo de alma que no le fue arrancado con caricias falsas.

Morir siempre ha sido una opción traer una vida a este mundo no. Los eclipses nunca duran mucho, pero en su vida los eclipses se llaman orgasmos, esos momentos en que disfruto de el estar en la cama con algún cliente, aquellos instantes que los gritos y los gemidos salían de su boca sin que los fingiera, esas ocasiones el dinero se volvía efímero. Todo se transformaba en placer, antes de dar un giro y volver a la realidad.

El grito de dolor, el de placer y el de nostalgia son distintos, las lagrimas de alegría y de dolor también tiene un dolor distinto. Los clientes no eran nada distintos entre ellos salvo sus cuerpos y sus rostros; dentro de sus seres se encuentra lo que los hacía iguales, el mismo dolor en los ojos, el abandono, la desdicha. El alcohol parecía un patrón muy constante.

El amor murió con Shakespeare, lo mataron Romeo y Julieta desde el balcón, el sexo es distinto, él renace cada noche gracias a mujeres como la bella Janette, cada noche su piel es tocada una y otra vez, cada luna es un infierno con un demonio diferente, cada mañana se pregunta así misma -¿te acuerdas como eras?-

Sin embargo el pasado es solo un futuro que ya fue recorrido, el dolor es pasajero, el cambio por otro lado, ese sí es difícil.

Cada cabeza tiene sus distintas voces, las de ella, se silenciaron algún tiempo atrás, tal vez se encuentran escondidas juntos con los sueños, puede ser que jugueteen tranquilos, esperando el momento apropiado para volver.

Una noche más de trabajo, lo mismo de siempre sus clientes ya eran muy frecuentes, ellos la recomendaban mucho. Así llego a este último, una sorpresiva llamada al celular, un numero desconocido en la pantalla, al contestar una vocecilla la cito en un hotel del centro de la ciudad.

Al llegar ahí toco la puerta discretamente, un susurro le permitió la entrada, de pie frente a su nuevo cliente, se veía inexperto pero con cierta candidez en esos ojos ilusorios que la vida te da cuando eres joven. Al verlo, Janette estuvo a punto de salir corriendo, rogaba al cielo porque él se arrepintiera, que no comenzara, no quería robarle su inocencia.

Con la decisión tomada y con la actitud de un hombre e inexperiencia que a leguas de distancia se observaba entre sus brazos y hasta la cama la arrastro.

Terminado el acto, para ella comenzaba la rutina de despedida, al subirse la falda y encender el clásico cigarrillo que daba por terminado su trabajo, el cubierto por las sabanas totalmente complacido por su trabajo y con el torso desnudo se veía un cuerpo joven, casi el de un niño.

Ahora se creía enamorado de aquella linda señorita que lo había desvirgado, pero ella solo cumplía su destino, uno que un dios sin misericordia para le había impuesto a fuerza con dolor, lagrimas y sudor de otros cuerpos.

Al salir de la habitación en el momento en que la puerta se estaba cerrando, se alcanzo a escuchar un nuevo susurro –¡no me olvides!- dijo el muchacho con un tono de sobrio amor. Con el alma ahora más destrozada que antes en total silencio ella respondió -jamás-.

En su trabajo los días son tan cortos, las noches largas para esta mujer de cuerpo espectacular el cielo esta muy lejos, el infierno esta tan cerca que solo debe salir por la noche a trabajar; durante los últimos su trabajo no había sido lo mismo, a partir de hoy no lo volverá a ser.